Guerra de divisas

Durante las ultimas semanas se ha venido hablando de la llamada “Guerra de divisas”. Pareciera que el plano económico se ha erigido como el habitual campo de batalla desde que acabara la II guerra mundial entre los países (que podríamos denominar) modernos.

La guerra de las ideas, de ajustes e imposiciones, van por un lado, pero en el plano comercial, va directo en la consecución de una atracción consistente de demanda exterior que permita mantener y aumentar la capacidad productiva del país, que mantenga el nivel de empleo y la propia capacidad de compra.

¿Qué es la guerra de divisas?

Las empresas compiten por vender su productos. En general, muchas veces la competencia es tan feroz que se ven obligadas a bajar precios para atraer demanda y, así, poder aumentar sus beneficios.

Cuando la demanda escasea, la competencia entra en aumento si la estructura productiva sigue siendo igual de alta y, lo que se ve entre empresas, sucede del mismo modo entre los diferentes países.

La forma que tienen los países de potenciar el atractivo de sus productos es manipular el tipo de cambio, de forma que a los extranjeros les salga más barato comprar los productos que se está dispuesto a exportar, aumente la demanda extranjera y pueda aumentar la producción.

Por ejemplo, si los EEUU no pueden ganar competitividad en sus exportaciones bajando precios, siempre pueden depreciar el dólar. Supongamos que estamos en al paridad 1 euro = 1 dólar. Y quiero comprarme un perrito caliente, que vale un Dólar. Los EEUU pueden aumentar el atractivo de sus perritos intentando cambiar su paridad por 1 euro = 2 dólares. De esta forma, con mi euro puedo comprar dos perritos.

Claro que, el problema es que esto lo hacen todos los países. Así como en una competencia a la Bertrand en la que las empresas entran en un ciclo en el que todas van bajando precios, los países pueden entrar en una guerra de divisas, depreciando sus monedas para no perder competitividad con el resto de países, y, si acaso, aumentarla.

¿Quién encendió de nuevo la mecha?

La guerra, como una guerra fría, ha estado latente todo este tiempo. Antes de la crisis China se mantenía en el punto de mira, por estar potenciando sus exportaciones a expensas de esta estrategia. Y si bien durante la crisis las armas no han estado envainadas, los cañones tampoco hacían mucho ruido.

La semana pasada, en cambio, las cosas volvieron a ponerse tensas, cuando Alexei Ulyukayev, primer vicepresidente del banco central ruso., dijera simplemente: «Japón interviene para debilitar al yen y otros podrían sumarse».

Junker (que se despide hoy como president del eurogrupo), no tardó en decir que “el euro esta peligrosamente alto”. Es decir, que no vendría mal devaluar su valor para potenciar nuestras exportaciones con respect al exterior.

Sobre el Yen, (que se intuye que seguirá una senda de devaluación tras el impacto del estímulo japonés), en Corea del Sur también marcaron posiciones, al asegurar que una brusca caída del yen podría provocar una “respuesta activa para minimizar cualquier impacto negativo sobre las exportaciones y la confianza de los inversionistas”.

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A falta de motores internos en la consolidación de una recuperación que se antoja difusa, la exportación se mantiene como único motor disponible. Y el hecho de que las exportaciones netas sean un simple juego de suma cero, aumenta aun más el sentimiento de una temida implosión en la guerra de divisas que, si bien se expone de una manera dilatada en el tiempo, poco a poco va haciendo de las suyas.

8 comentarios en “Guerra de divisas

  1. Buen articulo. Con un euro bajo, nos zumbarían con las importaciones de petroleo. Pienso, mientras sigamos importando más que exportando, nos conviene un euro alto? Importa tanto si la gran mayoría de nuestras exportaciones son en el área euro?

    • Exacto, nuestra debilidad energética nos perjudica bastante en esta guerra. La contraprestación de aumentar el atractivo de nuestros bienes para exportar se complementa con el mayor coste de unas importaciones que son bastante inelásticas como la propia energía.

      El problema es que la importancia sí que va en aumento. Acabo de leer que las exportaciones a los países de la eurozona cayeron un 10%. Tengo que ver los datos pero si es así, necesitamos demanda externa, pero externa externa (fuera de la UE). Ya que países vecinos como Portugal, Grecia, Francia, Italia… están en su propia búsqueda de exportaciones netas bajando sus importaciones (las que eran nuestras exportaciones).

      Edito: Pues sí, sí que es cierto. Mañana haré un artículo del tema. Las exportaciones a la zona euro han pasado de ser el 60% del total al 50%. Y este mes han caído un 10% las exportaciones a la eurozona.

  2. En vez de preocuparse tanto por reducir importaciones y aumentar exportaciones, deberían preocuparse de aumentar ambas. Porque hay muchas cosas que necesitamos importar para crecer, y hay un gran mercado fuera de fronteras al que vender los productos, si realmente son competitivos.
    Y bueno, si se devalúan monedas es momento de salir de compra de empresas baratas. Luego repatrias los beneficios y asunto resuelto.

    • Aumentar exportaciones e importaciones es la vía para iniciar un proceso de crecimiento donde el comercio juegue un papel importante en mejorar las perspectivas de todos los países.
      El problema es que, si bien por la vía de la economía real, sería lo óptimo (simplemente es aumentar producción y consumo), lo que buscan actualmente los paises no es aumentar el output, sino reducir el endeudamiento. Y la única manera de que baje el endeudamiento neto de un país (privado más público) es aumentando el saldo exterior, esto es, aumentando exportaciones y bajando importaciones.
      El problema es que el método elegido para hacer esto es el de bajar importaciones que, a medio plazo, nos ha llevado a una reducción de nuestras exportaciones (pues toda exportación es la importación de alguien). Así que no hemos conseguido ni una ni otra.

  3. Da igual, mientras aumente la producción local la deuda se achica con respecto al total, no todas las importaciones son un gasto, muchas implican un ahorro e incluso beneficios. No es lo mismo importar por valor de 2 millones y exportar por valor de 1 millón que importar por 1000 millones y exportar por 999 millones, por mucho que la balanza se quede igual.

    Si los tomates de fuera son más baratos los productores de tomate españoles se arruinarán, quizá algunas decenas de miles de familias… pero el resto de españoles podrán comprar tomates más baratos y ahorrar para comprar otros productos. Otros que también son los españoles. Y que como en principio van a ser más caros, te hacen buscar el valor añadido.

    Y de paso, si tu moneda permanece estable pero la moneda en que te dieron el préstamo se ha devaluado, vas a tener que devolver mucho menos, mientras que si es en tu moneda estable no has de pagar más.

    Yo creo que es un error ver las importaciones y las exportaciones como un juego de suma cero, el que tiene una balanza positiva obviamente gana, pero el que la tiene negativa también está ganando productos que necesita de calidad y a buenos precios. El dinero es el contravalor del producto, y el que lo compra siempre está obteniendo más de lo que paga.

    • No, si no te quito razón. Solo explico la lógica que siguen los que nos gobiernan, que es la de intentar bajar importaciones para reducir la deuda.
      Sobre los tomates, te faltó un elemento, pues en economía todo es un circulo. Al comprarle los tomates al de fuera también estás dándole un dinero con el que puede comprarte cosas a ti.

      Lo de aumentar el PIB para disminuir el peso de la deuda es lo que llevo diciendo desde hace años, pero no, se prefiere disminuir la deuda con medidas que aun bajan más el PIB, y ahondan en la recesión.

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